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Tres meses es lo que ha durado en perfectas condiciones el nuevo ascensor urbano que el Ayuntamiento de Portugalete inauguró een septiembre en el Grupo Miramar y que supuso una inversión cercana a los 800.000 euros de las arcas municipales, además de una subvención del Gobierno vasco de 300.000 euros.
La madrugada del pasado sábado al domingo, el elevador fue objeto de un acto vandálico del que no se ha podido identificar a nadie. Según informaron fuentes del Consistorio, la botonera del interior fue arrancada completamente lo que provocó que quedará fuera de funcionamiento. «Es vergonzoso que la gente se dedique a destrozar el mobiliario destinado a nuestro bien», aseguró María Jesús, vecina octogenaria de la zona. Tal y como advirtió, «lo uso prácticamente todos los días, pero ahora, por la gracia de algunos, tendré que volver a subir por las escaleras que no son pocas».
De la misma manera, hace apenas dos semanas, el ascensor de Azeta también fue víctima de otro caso de vandalismo. En está ocasión, pese a la existencia de cámaras de vigilancia en los alrededores, tampoco se ha podido identificar a quien además de extraer el botón exterior del elevador que como consecuencia quedó inutilizado, propinó una pedrada a la puerta del primer piso. Javier, que habitualmente realiza su paseo por la calle Sotera de la Mier donde está ubicada la instalación, indicó que «antes subía en el ascensor y me daba un paseo o me tomaba un café por la zona de Azeta, pero desde que está roto no me merece la pena subir las escaleras».
En este sentido, Jon Pesquera, concejal de Urbanismo y Mantenimiento de Espacios Públicos, explicó que «no sabemos porqué, pero nos hemos dado cuenta de que la pandemia ha traído consigo un incremento importante de actos vandálicos en instalaciones públicas». Así, el edil afirmó que en los últimos tiempos, son reiterados los daños provocados con deliberación en ascensores urbanos, parques infantiles o como sucedió también el pasado fin de semana, en adornos navideños como es el oso de tres metros instalado en las inmediaciones del Ayuntamiento. «Es muy difícil luchar contra el vandalismo. Lo que intentamos es poner soluciones a los problemas que la gente incívica genera», relató Pesquera quien agregó que «pondremos todos los medios necesarios para subsanar estas situaciones y que los elementos puedan ser puestos en funcionamiento lo antes posible con el objetivo de que los vecinos sigan utilizándolos».
Asimismo, respecto a los inconvenientes que surgen en distintas rampas mecánicas de la localidad jarrillera como es el caso del último tramo de Casilda Iturrizar que actualmente está fuera de servicio por un problema del pasamanos, Pesquera manifestó que «no estamos ante una situación excepcional. Estos problemas no son más de los que suceden en otros municipios con este tipo de mecanismos». Aunque también argumentó que en numerosas ocasiones las detenciones de estos aparatos son provocadas por su mal uso o directamente por actos vandálicos, añadió que la mayor parte de los problemas se originan debido a que «se trata de elementos que por encontrarse a la intemperie, se vuelven complicados sus cuidados y requieren de constantes actuaciones de mantenimiento preventivo, ya que el paso del tiempo también influye en su correcto funcionamiento».