Construcción del nuevo ascensor en La Rubia. / HENAR SASTRE
La estructura, una columna de cinco alturas que nace la acera, es ya más que visible a la altura del número 190 del Paseo de Zorrilla, un edificio del año 1968, cuyos residentes, hasta ahora, han tenido que tirar de piernas para llegar a sus casas. La Rubia se suma la fórmula de los ascensores separados de la fachada, una solución excepcional, que el Ayuntamiento está autorizando en aquellos casos en los que no es posible garantizar la accesibilidad a los edificios de viviendas mediante otras alternativas constructivas.
Primero fue el de la calle Gabilondo, que abrió el camino, y a este se le sumaron más tarde otros dos elevadores en San José. En el primer caso, la batalla judicial iniciada por el propietario de los bajos comerciales sembró dudas sobre la legalidad.
Sin embargo, el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, en sentencia del pasado mes de abril, avaló la solución. Los magistrados recordaban que en la ordenanza municipal tanto la ocupación privativa del dominio público como el procedimiento expropiatorio de alguna superficie privada del inmueble son excepcionales, pero acotaban que esta última alternativa –la de quitar espacio a los hogares– solo sería posible en el que caso en que fuera la única opción. Y no era el caso.
Esa resolución le permite al Ayuntamiento otorgar con cierta garantía nuevas licencias de este tipo, aunque en Urbanismo ya advierten que seguirán el criterio de última alternativa. Es decir, únicamente darán su visto bueno si los elevadores no se pueden construir en el interior del bloque, por la zona de patio o adosados a la fachada, sistema este último que se está aplicando en el barrio de Cuatro de Marzo.
En el caso de la columna de La Rubia, de la que salen pasarelas de acceso al inmueble en cada altura del bloque, la estructura nace de la acera, que se ha ensanchado en ese punto tras desplazar una zona de carga y descarga al vértice de la calle, para garantizar la movilidad de los peatones, que en este punto no encuentran problemas al contar con espacio de paso Suficiente.
La obra, con un coste para la comunidad de propietarios cercano a los 70.000 euros, avanza a buen ritmo y hará la vida más cómoda a los residentes de este inmueble, que iniciaron las gestiones para contar con ascensor en 2015.