Esta es tu última noticia por ver este mes
Suscríbete por solo 2€ al mes durantes 7 meses. Oferta 7º aniversario
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Te quedan noticias por ver en este mes
Te queda 1 noticia por ver en este mes
Suscríbete por solo 2€ al mes durantes 7 meses. Oferta 7º aniversario
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
El Consistorio instalará dos radares fijos en la calle Olabide a finales de octubre. / A.C
Sopela comenzará a sancionar este mes a los conductores que excedan los 30 kilómetros por hora marcados en el municipio. El Ayuntamiento, con el fin de «concienciar a la ciudadanía sobre la importancia de respetar las normas viales», instalará radares fijos y móviles distribuidos por la localidad. El equipo de gobierno (PNV-PSE) ha apostado por colocar cuatro detectores con sus respectivos reflectantes en tres puntos específicos: dos en la calle Olabide, vía que conecta la ciudad con el hospital de Urduliz, otro en el número 42 de Akilino Arriola y el último, en Sabino Arana.
Que te 'cacen' o no será cuestión de suerte, ya que no todos estarán activos. Es más, solo lo estará uno. Tal y como ha explicado Josu Landaluze, alcalde jeltzale, «iremos conectándolos de forma aleatoria». «Esto obligará a los automóviles a reducir la velocidad porque nunca sabrán cuál es el que está operativo», añade. A ellos se le sumará también una cámara itinerante que estará situada en la parte superior de un vehículo de la Policía municipal.
La Corporación licitó por primera vez los servicios en abril del año pasado, pero no ha sido hasta ahora cuando se ha llegado a un acuerdo sólido con la adjudicataria. El gobierno local invertirá alrededor de 75.000 euros en los dispositivos de control, que comenzarán a funcionar la última semana de este mes. Sopela no había contado hasta la fecha con sistemas de vigilancia de este tipo, aunque sí con señales de aviso, algo que los vecinos consideran que «no hace el efecto suficiente».
Por ello, Landaluze cree que los radares son hoy en día una medida «necesaria». «No hay nadie que respete los límites y hemos detectado varios puntos negros donde los conductores pasan a grandes velocidades, como en Ingestabaso o junto al ambulatorio», establece. Lo mismo opinan los habitantes. Marisa Gadea, presidenta de la asociación vecinal de la localidad, puntualiza que «los coches suben las calles muy rápido y hay peligro de accidentes». Relata que hace apenas unos días un conductor estuvo a punto de atropellarla. «Llovía y él bajaba por Iberre a toda velocidad, le patinó el vehículo al querer frenar y casi tenemos un susto. Vamos, que a 30 kilómetros por hora no iba».
El aumento de la circulación es otro de los motivos que ha empujado al Consistorio a colocar los dispositivos. Los últimos datos apuntan que entre Loiola Ander Deuna y la calle Urgitxieta transitan alrededor de 12.000 vehículos al día, sin contar el movimiento vecinal. Las cifras, no obstante, se disparan si se le añade el tráfico que discurre desde los municipios colindantes hacia el hospital. Olabide es un vivo reflejo de ello, ya que además de los coches, soporta el flujo de ambulancias que se dirigen al centro sanitario de Urduliz.
La agrupación de residentes asegura que esperan los radares «como agua de mayo» después de llevar meses reclamándolos. «Olabide es una calle conflictiva porque es una zona residencial con urbanizaciones nuevas donde hay muchos niños», establece la coordinadora. Así lo sustenta también Charo Cerrudo, quien lleva viviendo en Sopela los últimos 60 años. «Los días laborables es horrible. Junto a los coches, pasan los camiones que van a los polígonos cercanos desde las seis de la mañana. Yo lo noto en las ventanas. Acumulan el polvo que desprenden los tubos de escape», comenta. Le sorprende, igualmente, que no se hayan implantado medidas hasta ahora después de la «peligrosidad» del área.
Precisamente por este motivo el Ayuntamiento dará un paso más hacia la seguridad de los viandantes en Olabide. Además de colocar los dos radares fijos, eliminará los badenes existentes y reformará las aceras para que queden al mismo nivel que la calzada. También reducirán la velocidad máxima permitida a los 20 kilómetros por hora en la zona urbana.
Pretenden, por un lado, que las ambulancias puedan pasar con mayor facilidad, ya que «la distancia es más corta que si transitan por Sabino Arana», y por otro, que los conductores reduzcan la velocidad de manera intuitiva. Al mismo tiempo, tanto los partidos de la oposición, como los propios vecinos, solicitan al Consistorio «la inmediata puesta en marcha del proceso de las variantes de tráfico» que ayuden a descongestionar el centro.
Por último, otra de las calles que sufrirá cambios será Akilino Arriola. El ejecutivo adelanta que una vez concluyan las obras de peatonalización, reducirán los límites establecidos a 20 kilómetros/hora.