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València | 19·09·22 | 16:00 | Actualizado a las 18:37
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Un usuario de FGV con espina bifida denuncia que en la parada de Patraix el ascensor suele estar estropeado y le complica ir al trabajo. German Caballero
Que Pedro Llorente Escribano no se pueda poner de pie es inevitable. Que va a encarar la vida con muchos problemas por tener espina bífida es algo que tiene muy claro, y lo asume. Aún así, con 28 años es licenciado en derecho y ciencias políticas y trabaja como letrado en el Ilustre Colegio de Abogados (ICAV). Vive pegado al metro de Patraix, y aunque le gustaría, no puede ir a la oficina cada día en metro porque el ascensor se avería cada dos por tres. Y esto sí que le molesta muchísimo, porque, al contrario que su discapacidad, eso sí que es evitable.
Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV) le pone un taxi adaptado cada vez que no puede usar el metro, pero esto no es solución para Pedro. Primero, porque no quiere un trato diferencial, sino usar el transporte público como cualquier ciudadano. "Porque es mi derecho, y me parece humillante y discriminatorio", denuncia.
Segundo, porque es "una solución cutre". De hecho, la madre de Pedro lleva tiempo llevándole en coche al trabajo para no llegar tarde. "Hay dos ascensores; tengo que bajar por el primero al entresuelo, y después hay otro para bajar al propio andén. El segundo es el que siempre se avería, así que tengo que bajar y pasar por el torno para saber si puedo usar el metro", reivindica Pedro.
Un usuario de FGV con espina bifida denuncia que en la parada de Patraix el ascensor suele estar estropeado y le complica la asistencia al trabajo German Caballero
Si ocurre que el ascensor no va, FGV activa el protocolo para traer un taxi adaptado a la estación. "Piensa que los taxis adaptados son poquísimos, puedes pillar todos ocupados en ese momento, o que el único libre se encuentre en la otra punta de València. Te tiras un buen rato esperando y al final llegas tarde al trabajo", lamenta Llorente. Por eso él lo tiene muy claro; "no quiero que FGV me ponga un taxi. Necesito una solución real para coger el metro como cualquiera", reivindica.
De hecho Pedro ya contó su historia a este periódico en el año 2018, y muy pocas cosas han cambiado desde entonces, lo que le hace estar más molesto. Este usuario es muy consciente de que el ascensor se puede averiar, y de hecho cuenta a favor de FGV que ahora tardan menos en repararlo, pero también quiere hacer entender que "no puedo estar tres días llegando tarde al trabajo", explica.
A Pedro toda esta situación le da mucho coraje. Sobre todo cuando se da al llegar a su destino, que es cuando la solución de FGV es peor todavía para él. "Imagina que llego a Colón en metro, pero el ascensor no va y no puedo subir. Pues el protocolo es que coja el metro hasta la siguiente estación, baje, suba a la calle y desde ahí un taxi adaptado me lleve de nuevo a la calle Colón", explica Llorente. "No puedo fiarme del metro", lamenta.
Así que cuando sucede eso Pedro no lo comunica, sino que prefiere esperar hasta que pasen dos personas que le suban en volandas por las escaleras. Agarran su silla y le suben a pulso los 22 escalones que separan la calle del metro de Patraix. Cuenta que lleva haciendo esto durante años cada vez que queda con amigos, que es para lo único que puede usar este transporte público.
Un usuario de FGV con espina bifida denuncia que en la parada de Patraix el ascensor suele estar estropeado y le complica la asistencia al trabajo German Caballero
Lo que reclama es bien sencillo; un protocolo que funcione de verdad para cuando se avería un ascensor. "Con un montacargas en las escaleras yo me apañaría bastante. O que los empleados de FGV puedan subir y bajar a la gente por las escaleras (ahora lo tienen prohibido). Lo que sea, pero que sea una solución real, seguro que los que saben de accesibilidad pueden ponerla", reclama Pedro.
Para Llorente "está claro que la accesibilidad no llega a los pueblos más pequeños, y eso de momento no es culpa de nadie. Pero el hecho de que no pueda usar el metro la mayoría de los días no es un caso de fuerza mayor, es un protocolo de actuación cutre", reivindica.
Pedro sabe que "como las personas con discapacidad somos pocos, muchas veces no nos hacen demasiado caso", y critica que, aunque prácticamente todas las estaciones de Metrovalencia son teóricamente accesibles, hay algunas donde escasean los recursos. "No es normal que en Colón, la parada más transitada de toda la ciudad, haya varias escaleras y muchas salidas para que la gente pueda salir, pero que nosotros solo tengamos un ascensor", denuncia.
Y el protocolo de actuación no ha cambiado en todos estos años, después del reportaje que Levante-EMV publicó en 2018. Pese a haberse reunido con altos cargos de la consellería de Infraestructuras tras trascender su caso, lo último que recibió es un mensaje a su teléfono móvil, en mayo de 2021 que dice lo siguiente. "Déjanos ver opciones".
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