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Dos personas se dirigen a coger el ascensor que comunica con la calle Kareaga Goikoa. / MIREYA López
El próximo mes de diciembre se cumplirán doce años desde que Basauri fuera galardonado con el premio Reina Sofía de Accesibilidad Universal. La máxima recompensa a nivel nacional en esta materia llegó por una «labor integral», que han desarrollado durante los últimos años diferentes equipos de gobierno. La localidad fue pionera en la instalación de las rampas de Doctores Landa en 1999, que actualmente se están renovando para que funcionen de forma más eficaz. Fue un hito a nivel autonómico, la envidia de municipios cercanos. Basauri se convirtió entonces en lugar de peregrinación para los técnicos de ayuntamientos que buscaban soluciones similares.
Desde entonces, la complicada orografía y estar erguido en las laderas del monte Malmasin ha marcado las acciones municipales. Y lo seguirá haciendo, porque hay barrios como el del Kalero donde los residentes sufren una pendiente del 20%. «El Ayuntamiento debe buscar una solución al bloqueo que existe por parte de la comunidad de vecinos, que no quiere ceder el terreno donde se debe construir. La mayoría de los residentes son mayores, no pueden salir de casa a lo que se suma que en los últimos diez años han cerrado todos los negocios», recuerdan.
Este es el principal reto al que se enfrentará el Ejecutivo local, en manos de PNV y PSE, en los próximos meses, aunque no es el único. Los basauritarras, por su parte, son conscientes de que «esta legislatura tampoco será». «Llevamos muchos años esperando», critican. Para intentar desbloquear la actuación del Kalero, esperada desde hace décadas, el Ayuntamiento envió una carta el pasado mes de julio a las comunidades implicadas en las que se explicaba la situación y se anunciaba una reunión con los presidentes para buscar otras soluciones constructivas.
Mientras tanto, la asociación Kareaga reivindica la «accesibilidad universal de los edificios y viviendas como condición imprescindible para vivir de forma independiente y participar plenamente en todos los aspectos de la vida». Continuará en pie de guerra hasta que consiga que el ascensor sea una «realidad», advierten.
Diferente es el caso de Bidebieta. Los vecinos se dan por satisfechos después de que el Consistorio haya incrementado el presupuesto de licitación de las obras hasta los 1,1 millones de euros. El primer concurso público del elevador, que se construirá entre las calles Foruak y Kareaga Goikoa, quedó desierto antes del verano. El equipo de gobierno confía en que ahora sí sea adjudicado y las obras comiencen el año que viene. Durante los últimos meses han realizado el estudio geotécnico y el proyecto constructivo para conocer la viabilidad de excavar en el lugar.
Al reto de sacar la intervención adelante se ha sumado la subida de los precios, que ya por lo pronto, retrasará la actuación más de tres meses. De momento, los residentes continuarán salvando como pueden el desnivel de 14 metros existente entre una calle y otra. Los propietarios de viviendas en el número 105 de la calle Kareaga Goikoa están además encajonados. Nada más salir del portal se topan con las barreras arquitectónicas.
La intención de los responsables municipales es intervenir también en San Miguel. Hace más de cinco años que se terminaron las primeras promociones del denominado sector Oeste y todavía no hay ascensor. Ha iniciado la redacción de un nuevo proyecto después de que los residentes quisieran una ubicación diferente.