La llegada de la Vuelta a Croacia es criminal
La de Manolo Saiz en TVE era una entrevista necesaria
Ciclistas y conductores, no queda otra que entenderse
Ya no hay equipos de bandera
La caída de la Vuelta a Burgos viene por un error garrafal
Éste es el legado de Óscar Freire
El primer día profesional de Alejandro Valverde
Il Lombardía y el ciclismo auténtico
Recuerdos del Txente García ciclista
Este sábado, una maravilla llamada Giro dell´ Emilia
Enric Mas en Lombardía: «Mis dieses»
Giro Lombardía: Pogacar es un lujo conteporáneo
Mikel Nieve, uno de los MVP de siempre
El Gran Piemonte arma de razones a Iván García Cortina
La celebración de Remco Evenepoel me da una envidia brutal
Saúl Miguel: «El dominio de Van Vleuten no es malo para el ciclismo femenino»
Roger Adrià: «La edad de explotar es la idónea para cada uno»
Javier Guillén, los motivos para la seguir las «Vueltas» masculina y femenina
El Tour de 1983, por Ángel Arroyo
¿Habría sitio en este ciclismo para un corredor como Eduardo Chozas?
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No hace tanto que acabó la Vuelta para agarrarnos a la realidad que queremos para el ciclismo español, una realidad que se basa en la calidad y no en la cantidad, algo nuevo a este lado de los Pirineos.
No hay que irse muy lejos para ver lo que ha sido el ciclismo en España en las grandes vueltas.
Mirad varias clasificaciones del Tour de Francia, siempre con un interesante número de banderitas rojigualdas en el top ten.
Años de Chozas, Perico, Lejarreta e Indurain, a los que les siguieron los de Beloki, Igor González de Galdeano, Sevilla o Mancebo, o los no tan lejanos de Purito, Valverde, Sastre, Samuel y Contador.
Ahora cabe darle la vuelta al paradigma, se busca calidad entre lo que haya que, como estamos viendo en las categorías más jóvenes de los mundiales, no es mucho.
El surgimiento de Carlos Rodríguez y Juan Ayuso en la Vuelta a España ha calmado los nervios por el puto relevo y los titulares, pero rascar debajo de ellos, demuestra que el ciclismo español sigue adoleciendo de los mismos problemas que hace dos o tres años, cuando estos dos corredores eran un prometedor proyecto.
Al margen del podio de Enric Mas y Juan Ayuso, vemos la séptima plaza de Carlos y luego, ya en el top 21, Alejandro Valverde, Mikel Landa, Luisle y David de la Cruz.
No hablamos de noveles, precisamente, lo hacemos de una guardia que poco a poco va a ir dejando paso, pero que sigue ahí, vigente, pues tras la misma no viene nadie.
Fuera de la Vuelta habían unos cuantos que podrían haber brillado, tipo Aranburu, los Izagirre, García Cortina o el mismo Aberasturi.
Es decir, el ciclismo español mira con optimismo el futuro basándose en la calidad de dos corredores, Carlos y Juan, más que en la cantidad, con el riesgo que ello entraña, pues a la que falle uno de los dos, una banderita rojigualda desaparecerá del top ten.
Como el otro día comenté con Roger Adrià, cada ciclista tiene su edad para explotar y lo de Ayuso y Carlos es una excepción histórica en el ciclismo español.
Por más que le queramos como a un hijo, el nivel de Raúl García Pierna le da para un campeonato de España -ya veis como están las cronos por estos lares- y un top ten en el mundial sub 23.
Cabrá ver a dónde le lleva a Raúl su trabajo, pero en el corto plazo, no le veo rellenando los huecos de la guardia en retirada, y algo similar sucede con lo bueno que viene por detrás, que es joven pero que ha de demostrar mucho.
De prometer a lograr lo que consiguieron Juan y Carlos en la Vuelta, hay un trecho enorme, un abismo que salvar, y no es nada sencillo.
Oier Lazkano, Javi Romo, Roger Adrià, Pau Miquel, Igor Arrieta, Iván Romero, Xabier Mikel Azparren y otros que seguro me dejo es la hornada que viene, pero a su ritmo, con sus fases.
Seguro que se les pedirá grandes vueltas y todo eso, cayendo en el error de siempre, pues el ciclismo ahora mismo es algo más, es también lo que han logrado corredores como Juanpe Lopez, Gonzalo Serrano, Marc Soler o Jesús Herrada, quienes nunca ganarán el Tour, pero chupan cámara dando espectáculo y luciendo, algo que en otros ciclismos, como el italiano, es moneda de cambio.
La Vuelta nos ha devuelto cierto brillo, pero calma, sólo hay tres grandes por año y no ganarlas no significa el fin del mundo.
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Nos cuenta Jamie que cuando alguien reserva por Booking.com una habitación en el Flandrien Hotel, se ponen en contacto con el huésped para preguntarle si es consciente dónde está reservando.
Lo hacen así, porque este hotel no es corriente, no responde al estándar, es un monumento, una caja de ciclismo con muchos cajones y departamentos, con cientos de recuerdos, guiños e inspiraciones…
«He viajado por medio mundo con mi bicicleta -seguía Jamie- he conocido muchos hoteles con la etiqueta de ciclista y estaban muy bien, pero he echado en falta cosas. Todos tenían bufet, mecánico, rutas y habitaciones para el ciclista, pero les faltaba algo, decoración e inspiración ciclista, contenido ciclista…«.
De esa experiencia, nos espera con sus socios en la entrada del Flandrien Hotel.
Es media tarde, pero el día se va a largar en Flandes.
La tierra prometida del ciclismo nos regaló una mañana de ciclismo por los muros de De Ronde y un reparador almuerzo en Oudenaarde, antes de partir hacia Brakel, poco antes de llegar a Geraardsbergen, el sitio de la capilla.
Si cada pueblo flamenco tiene un santo ciclista al que adorar, en la zona lo hacen nada menos que con Peter Van Petegem.
Nos recibe el coche del propietario, un curioso australiano, como decimos llamado Jamie, que se mueve por las tres casas que componen el negocio como una centella.
Controla cada estancia, la ha llenado de ciclismo al límite de sus posibilidades.
Desde el patio central, tenemos acceso al comedor principal, pero también a las habitaciones y zonas comunes llenas de bicicletas y recuerdos.
Porque si una cosa hay son bicicletas: «He tratado de reunir una colección en la que cada bicicleta tenga una historia, por ser pionera en algo, por protagonizar una carrera histórica o por ser utilizada sólo una vez«.
De entre la enorme colección, destaca la cantidad de Giant que tiene de dos equipos en especial, el Rabobank y la ONCE.
De los amarillos guarda también numerosas Look, incluso la de Melcior Mauri en la Vuelta 91 y las rosas que utilizaron en algún Tour de Francia.
De entre toda la colección -como vemos en el vídeo- le pone mucho cariño al primer cuadro de carbono que ganó una etapa del Tour de Francia, aquella famosa del loco de los Pirineos, Perico y su «querido» Robert Millar, de quien es el cuadro en cuestión.
Para Jamie la sala central del Flandrien Hotel es el ombligo del mundo.
En sus dos mesas tipo sidrería, puedes compartir mesa y mantel con ciclistas venidos de medio mundo, bien sean unos neerlandeses que han pasado unos días, una profesional italiana en vísperas de una carrera o algún australiano que ha pasado para contar batallitas.
La cena se sirve recién hecha al final de una espera amenizada con la cerveza o el vino que más te plazca.
Cada día una propuesta y siempre ajustada a las necesidades del ciclista.
El desayuno espera a primera hora de la mañana cargado de hidratos y café calentito antes de la ruta marcada.
En esos momentos de mesa, cualquier cosa vale, hablar del vecino de la zona, Allan Peiper, comentar sobre el Tour, trazar la salida del día siguiente… es indiferente, la conversación es de ciclismo entre bicicletas pero también retratos de campeones, de art déco, de carteles, de maillots y todo lo que sea menester.
A todo ello, se añaden todos los servicios de garaje y mantenimiento para el ciclista sumado a una cobertura total de éste, por si tiene algún problema en ruta: «Ningún huésped ha perdido un día de bicicleta» insiste Jamie, presto a coger su coche de Peugeot Cycles, para asistir a quien sea donde sea, porque este hotel, este sitio, es su pasión y si queríamos un sitio de autor, hete aquí una parada obligada en Flandes.
Menudo fin de semana de ciclismo que se nos viene, ya en octubre, dos semanas después del mundial, desde IL Lombardía a la preciosa París-Tours aterrizando al primer mundial de gravel.
Sí, el primero con el arcoíris de la UCI vistiendo al ganador, en Italia, cómo no, en las rutas mixtas del Véneto, entre Vincenza y Cittadelle, por casi 200 kilómetros y una buena lista de estrellas en el cartel.
Como si del pitorro de una olla a presión habláramos, ahí estarán buscando otra cosa Nikki Terpstra, Greg Van Avermaet, Zdenek Stybar y los dos ciclistas más influyentes, a mi entender, de la última década, Peter Sagan y Mathieu Van der Poel.
Añadidle a Carlos Verona.
¿El objetivo? algo diferente, sencillamente algo divertido, alejado de la presión de la gran campaña ciclista, en un ambiente prendado de incertidumbre y aventura.
En un ambiente de gravel.
Pero no nos engañemos, el gravel como modalidad que lleva creciendo desde hace unos años y ha reventado tras la pandemia no necesitaba un mundial ni el sello de la UCI para bautizar su momento de dulce.
Esta modalidad a caballo entre la carretera y la montaña seduce cada vez a más gente, que no quiere mierdas de tráfico ni malos rollos con otros ciclistas con piques y otras historias.
El gravel se ha abierto paso de forma natural entre un público variopinto, que puede venir de la grandísima competición, Juan Antonio Flecha es uno de sus apóstoles, o del más absoluto anonimato.
No hay tiempos ni medias, hay diversión, aventura e inmersión en el territorio, por donde otras no llegan, o tardan mucho en llegar, la gravel lo hace con su geometría de gran fondo y ruedas algo más gruesas, sobre el precioso manillar de carretera.
Por eso una competición de gravel me parece contranatura.
Y es que lo que van a hacer los lobos anunciados para el domingo no es gravel 100%, pues su ruta estará perfectamente señalada y balizada, para que no pierdan detalle ni ritmo del mundial que hay en juego.
Los que salimos en gravel queremos sentir las ramas raspando los costados, las hierbas resonar en los radios y, a veces, poner pie a tierra porque la ruta no admite una bicicleta rígida sin que ésta se parta por la mitad.
Al menos, nos gusta leer eso que el ciclista que llegue a meta deberá hacerlo con el mismo cuadro de la salida, que no se admiten cambios de bici y que las averías se reparan en ruta con la mochilica que lleven con los recambios.
Ahora permitidnos una vanidad, aquí publicamos esto hace ocho años, cuando la bicicleta parecía haber tocado techo, nuestro amigo Tony escribió esto…
Hoy, cuando parece que la cosa ya está tocando techo, ya tenemos frenos de disco hidráulicos, cambios electrónicos que se pueden programar para que cambien solos, parece que sólo nos falta que estos sean inalámbricos. Cuesta imaginar por dónde pueden ir los tiros.
Como en toda evolución, lo que toca es la fusión. Parece que las diferentes disciplinas se empiezan a mezclar ante la fuerte influencia del ciclismo urbano: todo tiende a hacerse uno. Podríamos decir que lo nuevo se llama “gravel”, algo así como una versión renovada de la apolillada palabra de “cicloturismo” aunque con matices. Hoy, la bici más polivalente para un ciclista es la bici de gravel, sino la de ciclocross, de la misma manera que en la montaña ha aparecido el enduro.
¿Por qué tienen tanto éxito las bicicletas de gravel o ciclocross?
La respuesta es muy sencilla: lo tienes todo en una. Son máquinas cómodas y versátiles, puedes ir por asfalto y tierra por las ciudades. Las puedes sacar de viaje colgándolas unas alforjas e incluso acoplarlas mil cosas útiles para el día a día. Son bicicletas robustas y agradecidas a la hora de conducirlas. Con un simple cambio de neumáticos, la conviertes en una bicicleta para explorar caminos boscosos o pistas forestales. ¿Qué más se puede pedir?
¿Estamos ante la bicicleta perfecta? ¿Es el último eslabón? Abran sus apuestas.
El Puy de Dome es una de las grandes cimas de la historia del Tour de Francia que mantiene un halo de singularidad que, sólo por ello, la hace atrayente, al punto, que nos gustaría que esos rumores de vuelta para 2023 fueran ciertos.
La última vez que el lugar fue visitado por la Grande Boucle data ya de 1988.
Es decir, que si el Puy de Dome estuviera en el recorrido del Tour 2023, que conoceremos en unos días, no sin rumorología previa, habrán pasado 35 años de la última visita, en días de zozobra, con el positivo de Perico sobrevolando la carrera.
It's happening. Puy de Dome MTF in 2023 Tour de France. #TDF2023
(France 3 Auvergne/velowire message section) | ? wiki pic.twitter.com/Vv8Th43DVA
— ammattipyöräily (@ammattipyoraily) October 3, 2022
En ese tiempo, alguna vez, me pregunté por los motivos de su ausencia en la carrera, y el argumento militar siempre aparecía.
Recordar la mítica jornada de Angel Arroyo y Perico dominando la cronoescalada de 1983.
En el podcast que grabé con Ángel, en compañía con Jonathan Lastra, el abulense narraba con su mundial gracejo la experiencia en el reconocimiento de la subida en las horas previas de aquella gloriosa crono.
Que si se saltaron la valla, que si Echávarri se la jugó, todo tan bizarro como nostálgico de aquellos maravillosos años en los que un director de equipo podía conducir el coche sin camiseta y a grito pelado dar instrucciones a su pupilo.
El que nos abrió los ojos, en medio de la nebulosa de los estrellas del momento y las historias se contaban del lugar.
Las conquistas de Federico Martín Bahamontes en esa misma cima en el Tour que ganaría, imágenes del duelo Poulidor-Anquetil en la primera retransmisión en directo del Tour -ese día ganó Julio Jiménez- y la historia del puñetazo a Eddy Merckx.
Ojo que esos son los nombres y los antecedentes del lugar.
Si quitáramos Pirineos y Alpes, este lugar de la Auvernia sería la primera cima en la que pensáramos los amantes de la historia del Tour de Francia, incluso por delante del Ballon de Alsacia, y alguna otra de los Vosgos.
Como cuando subieron a Ocieres hace dos años o al Col du Granon éste, sólo por escuchar historietas pasadas del Puy de Dome el día de la carrera, me gustaría verlo en el recorrido del Tour 2023.
En la antesala del invierno, los planes ciclistas no tienen por qué empañarse. Días más cortos, mañanas frescas, cambios de temperatura,… poco a poco el otoño entra en la vida de los ciclistas que se quieren mantener activos.
Es ahora, a partir de octubre, que empieza lo bueno para los ciclistas en Gran Canaria. Un destino en medio del océano con mil paisajes y más opciones para disfrutar de la bicicleta y sacarle todo el partido.
Si se quiere dureza y metros de desnivel, las caras del Pico de las Nieves, que rondan los 2000 metros de altura con una temperatura agradable, y las subidas que salpican la isla por cada rincón. Cada curva encierra una sorpresa para el ciclista en Gran Canaria.
Si se busca rodar, meter vatios y buscar aerodinámica, la costa y todas sus vertientes, en especial los alrededores de Vecindario??, para rodar a mil por hora y disfrutar de la compañía de grandes y afiladas grupetas.
La isla se activa en “modo ciclista” con los primeros días de octubre. No es sólo que en el continente venga el frío y el mal tiempo, es también la isla en sí, que acoge encantada ciclistas de todas partes.
Vienen del continente, de los países nórdicos, de Alemania, UK y Países Bajos. Llenan todas las rutas, van vestidos como en pocos sitios se ve, hay nivel, mucho nivel y ambiente ciclista, desde las terrazas de los bares hasta los lobbies de hoteles que ponen lo mejor de sí mismos para tener al ciclista como un rey.
Es una temporada que coincide con lo peor de nuestro invierno, desde octubre hasta abril y mayo, en estancias que se van más allá de la semana, en las que todos los días se pedalea con múltiples combinaciones y durezas.
Y sí, no es de extrañar cruzarse con pros y equipos afinando la forma, de cara a la nueva temporada, eso cuando no hay rutas cortadas por un evento ciclista. A partir de ahora, nada es ajeno al ciclismo en Gran Canaria.
– Gran Canaria Bike Week: 3 al 11 de diciembre de 2022 https://grancanariabikeweek.es/es/
– Epic Gran Canaria: 10 al 12 de febrero de 2023 https://www.epicgrancanaria.com/
– Free Motion Desafío La Titánica: 18 de marzo de 2023 https://desafiolatitanica.es/
– Anfi Challenge Mogán Gran Canaria: 22 de abril de 2023 https://challenge-grancanaria.com/
– Salobre BIKE&RUN Weekend: 16 de abril de 2023 https://mooovetorun.com/event/salobre-bikerun-weekend-2022/
– Transgrancanaria Bike: 18- 21 mayo de 2023 https://www.transgrancanariabike.com/
Vuelta 2015: Aru & Plaza, virreyes de Guadarrama
Vuelta 1985: Cuando Perico puso luz en Guadarrama
La desconocida historia del ciclismo colombiano
¿Qué hubo de cierto en lo de Bahamontes y el helado?
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