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Algunos de los jóvenes que han tocado en el Hospital. / J. M. Romero
Estuvo Pilar Vizcaíno ingresada en el Hopital de Mérida hace años. Las horas eternas las pasaba mirando por la ventana de su habitación. Imaginaba que en la puerta había músicos tocando. Al año siguiente, ya como directora de orquesta, fue ella misma con unos cuantos músicos a tocar a la escalera. Por si había alguien imaginando lo que ella misma imaginó. Improvisaron un concierto para todos.
Cualquier día es largo y plomizo en un Hospital, pero los festivos mucho más.
Y desde entonces, cada doce de octubre va Pilar Vizcaíno con su equipo a alegrar la mañana a pacientes y sanitarios. Esta mañana le han acompañado más de cien jóvenes que se forman en la Joven Orquesta de Mérida. Traemos, dijo, un repertorio completo. Pop, musicales, flamenco y hasta un poco de son cubano.
Agradeció la movilización. Se sumó la Joven, pero también la Banda de Mérida y el coro. «Para todos nosotros es el concierto más especial. Yo no lo veo porque estoy de espalda, pero percibo la emoción de los chicos cuando ven a la gente asomarse a la ventana y saludan».
Y eso fue exactamente lo que pasó a pocos minutos después de que Pilar cogiera la batuta. Empezaron a tocar y se llenaron las ventanas de pijamas verdes. Saludaban y hacían fotos con el móvil. El concierto cambió por completo el paisaje de la puerta principal del Hospital de Mérida.
Familias con niños pequeños, ciclistas curiosos y gente tocando las palmas. Una pequeña fiesta. El primer año, recuerda Pilar, vinieron sin muchas expectativas, pero ha visto crecer la cita de cada edición y el respaldo que reciben.
A más de uno, mientras tocaba o cantaba, se le escapó alguna lágrima mirando a las ventanas de de la octava planta.
Loli Ávalos, la representante de la Asociación Española Contra el Cáncer de Mérida, ejerció también de anfitriona. Llevan varios años ayudando en la organización porque creen que es una forma muy útil de acompañar a los internos. «Estos días de tanto silencio, se escucha mucho más el carro de las medicina y el gotero en las habitaciones, por eso nosotros queremos que durante dos horas se escuche música y aplausos».
Para la Asociación Española Contra el Cáncer de Mérida el evento del Hospital es el más especial. No lo esconde Loli Ávalos. «Trabajamos mucho porque tenemos la oportunidad de llevar la alegría».
Entre los que salieron a agradecer a la puerta, María Isabel Prado. Lleva acompañando a su madre más de una semana. Espera regresar pronto, pero no pudo evitar las lágrimas cuando habló con los voluntarios de la Asociación Española Contra el Cáncer. La pandemia, dijo, ha deshumanizado por completo los hospitales. «Muy pocos acompañantes y apenas contacto entre familiares. «Encontrarte este ambiente tan alegre en la puerta es un contraste que te emociona mucho».
También salió Julio a hacer las fotos y algunos vídeos. Ingresó de urgencia con su mujer, que está de cuarenta semanas. «Le podré decir a mi hijo que cuando nació había una orquesta dándole la bienvenida». Aroa y Silvia no sabían muy que ocurría. Cruzaron para comer algo a los bares de la acera y se toparon con el concierto. Creían que era una manifestación en defensa de la sanidad pública. Les sorprendió descubrir que simplemente se trataba de un grupo de chavales animando a los enfermos.