A causa de sus dimensiones, los ascensores comunitarios no permiten mantener la distancia mínima recomendada por las autoridades para evitar contagios por coronavirus. Hay que tener mucha precaución. Botones, tiradores de puerta, paredes interiores e incluso espejos pueden estar infectados. La prudencia, además, recomienda utilizarlos de manera individual.
Por estos motivos, la Federación Española de Asociaciones de Pymes de Ascensores (FEPYMA) apuesta por la implantación de nuevas tecnologías en los elevadores para luchar contra la propagación del virus. “Se pueden realizar las adaptaciones que sean necesarias para evitar contactos entre usuarios: maniobra universal por pulsadores (el ascensor no se para en el piso si se recibe una orden ya en funcionamiento), favorecer la ventilación de la cabina o la temporización de apertura de puertas, entre otras”, explican.
Por otro lado, este grupo de profesionales ha publicado un documento donde vuelve a insistir en una serie de recomendaciones para el buen uso del ascensor en los tiempos que corren.
Los ascensores urbanos han tenido que adaptarse también a los nuevos tiempos. Este tipo de elevadores entran dentro de la categoría de transporte público, por tanto, asumen todas las recomendaciones y obligaciones que se han impuesto para estos.
“En Bilbao tenemos 44 ascensores municipales de distintos tamaños que funcionan las 24 horas del día. Es obligatorio el uso de mascarilla y guardar las distancias de seguridad mientras se espera el turno. En cuanto el aforo, se ha reducido a la mitad. Por otro lado, el servicio de limpieza se ha reforzado”, explican a NIUS desde el área de Movilidad y Sostenibilidad del consistorio bilbaíno.
Si hay un edificio donde los ascensores son de primera necesidad son los rascacielos. Lo saben bien en la bilbaína Torre Iberdrola, centro de negocios de 41 plantas donde se ubican medio centenar de empresas. En estos momentos hay poco movimiento en sus oficinas. La inmensa mayoría de sus 2.000 empleados teletrabaja. “No llegaremos ahora a los 150 presenciales”, asegura su directora, Elena Lázaro.
A pesar de la escasa afluencia de personal, los elevadores del edificio ya se han adaptado a la nueva realidad. “Tienen una capacidad para 23 personas pero sólo se permite subir a 4 personas a la vez. Se han colocado unas huellas en el suelo donde deben colocarse los empleados, siempre mirando al frente”, nos cuentan.
Antes de llegar a los ascensores, los trabajadores deben pasar por unos tornos que se abren con una tarjeta personalizada donde ya está memorizado el piso al que se quiere acceder. De esta manera, se evita, incluso, entrar en contacto con los pulsadores.