El vandalismo se paga. Unas veces por obra de la justicia, y otras por la propia mala acción. Es lo que le pasó a un joven chino. No se le ocurrió otra cosa que dar una patada a la puerta de un ascensor, desplazándola. Para luego, apoyarse en ella, cayendo por el hueco. Sobrevivió pero se rompió las dos piernas.