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«La mejor forma de acceder a la Alcazaba. Te lleva casi a lo más alto de la visita», se lee en un comentario en Internet. «Una gran apuesta incluida en la entrada que mejora la accesibilidad a personas que nunca tienen acceso a estos monumentos. Vale la pena», añade otro usuario. Pero, desde hace una semana, el servicio no funciona. El ascensor de la Alcazaba, con entrada por la calle Guillén Sotelo, está clausurado después de que dos grupos de turistas se quedaran encerrados en diferentes viajes el pasado 15 de septiembre.
Según personal del monumento, la situación se resolvió de forma rápida y sin más consecuencias tras avisar a la empresa responsable a través del botón de emergencias que hay en el interior. Desde entonces, después del segundo incidente, se decidió cerrar el ascensor para reparar el fallo del sistema. La revisión técnica determinó que era necesario reponer dos piezas de grandes dimensiones, que ya han sido pedidas por los Servicios Operativos del Ayuntamiento. Se espera que lleguen en pocos días.
Mientras tanto, el único acceso a la Alcazaba es el tradicional, las escaleras de calle Alcazabilla que dan paso a una subida progresiva hasta la zona del palacio. Precisamente allí, en el Patio de los Surtidores, se iba a celebrar mañana por la noche el concierto del guitarrista malagueño Rafael Aguirre. Un recital que ha sido trasladado al Archivo Municipal en la Alameda Principal para facilitar la accesibilidad del público.
El ascensor tiene una capacidad para quince personas, aunque por protocolo no suben más de nueve. En la actualidad, lo utilizan menos de un 10% de los visitantes (un 8,4% exactamente), sobre todo familias con niños y personas con movilidad reducida. No obstante, el Ayuntamiento prevé ejecutar con fondos europeos un programa para mejorar la señalética de la fortaleza, incluyendo la zona del ascensor, lo que probablemente incrementaría su uso.